martes, 31 de marzo de 2009

miedo

Cada vez que leo en prensa noticias sobre sanidad me entra pánico. Uno de los mayores logros del gobierno actual de la Xunta fue el esfuerzo por modernizar la sanidad pública, mejorar las condiciones de sus trabajadores y ampliar sus servicios. En Vigo, con la ampliación del Xeral y la construcción del nuevo hospital, aún sin lograr los mínimos necesarios, el cambio fue evidente.

Los temores justificados a que disminuya el número de camas del futuro hospital, sumado a las absurdas demandas de "agresividad" de los pacientes, hacen temer que la sanidad privada vuelva a tomar el control en Vigo. Esta supuesta agresividad se debería a las malas condiciones de algunos servicios. Pero al comprobar estos servicios, observamos que se reducen a malas contestaciones en urgencias (ya saben, ese sitio al que uno acude cuando tiene tanto dolor que los calmantes habituales ya no bastan), psiquiatría (ese otro servicio a donde acuden personas de caracter, digamos, imprevisible) y la asistencia domiciliaria (que se ofrece a gente sin recursos bastantes como para desplazarse y sin una enfermedad lo suficientemente grave como para ser ingresado).

En total, en Vigo, el combativo sindicato de enfermeras contabilizó cinco casos, lo que es suficiente como para que se convierta en noticia. Estas noticias, nos tememos, unicamente tienen el objetivo de hacer ver la inexistente necesidad de mantener y ampliar los convenios con los hospitales privados para agilizar las esperas. Sería bueno recordar que buena parte de las listas de espera se reducirían sensiblemente si los pacientes accediesen a ser atendidos en estos hospitales, cosa a la que se niegan puesto que conocen el mal servicio que allí se presta.

Además, el hecho de que muchos médicos trabajen tanto en el Sergas como en estas empresas privadas provoca el que desvíen pacientes de una a otra, utilizando pruebas diagnósticas públicas (que les salen gratis) para después operar en la sanidad privada (que cobran a precio de oro a la Administración). O que decidan atender preferentemente a los pacientes que antes hagan caja por sus consultas privadas (ya saben, cuando asistes a la consulta privada de un médico y te dice aquello de "pásate el martes por urgencias que me toca guardia y te atiendo allí"), tal y como hacía el director de la planta de ginecología del Hospital Xeral de Vigo, retirado hace un par de años.

La demoledora Feipijoo no sólo tiene sólo como objetivo las galescolas o la enseñanza de la cultura gallega. Los exíguos servicios públicos, apenas empezados a recuperarse, tienen una seria y real amenaza sobre ellos.

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