lunes, 16 de marzo de 2009

el día después

En las aguas revueltas de los días postelectorales, Feijoó no es capaz de aprenderse los procedimientos más elementales de la democracia que nos ampara a todos, y ya se pavonea encargando informes a instituciones públicas, amparado por los mismos señores que pretenden hacer pagar la crisis a los menos culpables de la misma. Menos mal que el todavía presidente de la Xunta de Galicia le recuerda los pasos básicos de cómo se elige un presidente: no lo hacen las urnas, si no el parlamento, detalle ínfimo, pero sustancial de nuestro sistema de derecho. Aprovecha para hacerle notar a su rival político que su tema estrella de la campaña era más falso que el supuesto caracter campechano del señor de la gomina.

No se lo toman bien los medios afines, que interpretan como una pataleta el poner las cosas en su sitio. Incluso dicen textualmente que
El presidente achaca ahora a Fraga la compra de un Audi similar
Cuando lo que dijo es que Touriño legará a Feijóo un total de 32 Audis, exactamente el mismo número que se encontró en 2005 a su llegada a la Xunta, todos adquiridos por el PP, es decir, que Touriño nunca compró los famosos Audis "más caros que el de Obama". Touriño ya ha demostrado con su inmediata dimisión que es consecuente políticamente, lo que tendrán que demostrar otros todavía.

Mientras tanto, otros del mismo Psoe se empeñan en pescar en estas aguas revueltas, como el pintoresco Príncipe, para el que el casco viejo de Vigo llega hasta Samil y que considera que "en Vigo no se ha comprobado ni una sola realización del bipartito en cuatro años". Esto sólo lo puede decir un médico de la sanidad privada, como es su caso, que no pisa nunca las instalaciones de la sanidad pública, por ejemplo.

Y para terminar, una reflexión respecto al disputado escaño de la Perly. Si Feipijoó, como prometió, solicitará a sus conselleiros que renuncien a su escaño de diputados, la incompatibilidad con otros puestos, como senadora, desaparece. La putada es haber renunciado tan pronto al poder adquisitivo que le daba su vicepresidencia en la Diputación. Tanto sacrificio para nada. ¿O es que nunca pensó en ella como nada más que simple parlamentaria?

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