martes, 30 de junio de 2009

follón gordo

La estrategia del Pp, que tan bien le vino para ganar las elecciones autonómicas, se repite en Vigo. Nos quedan dos años intensos en cuanto a insultos y amenazas. Y quien sepa leer y escribir, como es el caso de López-Cháves (toda una excepción en el grupo municipal de la oposición), tiene campo abonado para pedir las facturas de los lápices gastados por los despilfarradores políticos locales durante los últimos tres años. A fin de cuentas es dinero de los vigueses, aunque esos excesos supongan mayor gasto de tiempo y dinero que su control. El retorcer las formas es la especialidad del Pp, que lo mismo acusa sin ninguna prueba a un señor de vender hormigón a una empresa (como si este hecho fuera un delito), aunque este señor lo niegue, como vota en contra sólo por fastidiar, como lo demuestra el hecho de permitir que se repita la votación para ¡poder perderla a gusto!.

El nivel llega a tal nivel que cuando el Valedor do Pobo, sin señalar a nadie, y tirando de las orejas al gobierno, como es su deber, les recuerda a todos los ediles que hay que tranquilizarse un poco, salta el Figueroa, que se reconoce abiertamente en sus palabras y reconoce públicamente que él montará follones siempre que le dé la gana, confundiendo su labor de gobierno (que la oposición también colabora en el buen gobierno de la ciudad) con la de crispador.

Y en medio de todo esto, el Bng y algunos concejales socialistas, que le siguen el juego alegremente, ayudando a su estrategia desestabilizadora. Si a esto le sumamos el juego de algunos medios locales (que, gracias a Dios casi no tienen difusión, pero que responden a un modelo de pensamiento más común que su tirada), tenemos un panorama escalofriante: plenos de ocho horas que no sirven de nada, que nada solucionan, que sirven unicamente para lucimiento y entrenamiento a algunos políticos de baja estopa de cara a sus jefes.

Los plenos deben recuperar la cordura, limitarse a temas concretos y propuestas específicas y no para grandes declaraciones. Si nuestros políticos locales ven tan imprescindible el declarar a favor o en contra de temas que no les incumben, debieran de sacarlos del orden del día y dejarlos para otras reuniones y otros foros.

El debate entre Bng y Psoe sobre la lengua oficial a utilizar en los plenos municipales es lo que ha paralizado la consecución de un reglamento que impida estas tonterías caras e inútiles. Debiera ceder el Psoe en este tema y sacar adelante una herramienta que les permita racionalizar el tiempo y la paciencia de los ciudadanos. En caso contrario, se encontrarán con que el Pp, en caso de ganar las elecciones, aprobará lo mismo que habían previsto ellos mismos, limitando con justicia los tiempos de participación.

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