jueves, 19 de febrero de 2009

votar

Estos días los blogueros cuentan sus cosas del voto, por lo que un servidor no va a ser menos. Puesto que el plumero hace ya mucho tiempo que se me ha visto, tampoco voy a disimular mis fobias, así que en lugar de abstenerme o de pensar que ésta es una opción lógica, reconoceré que fui tentado hasta que oí la publicidad de un partido en el que una anciana dice que "el Pp nos trajo la seguridad social y otros derechos de los trabajadores".

Esta frase era repetida bajo múltiples formas ("si se va Fraga -o Felipe- nos sacan las pensiones", por ejemplo) por gente que cobra pensiones y cuyo nivel cultural les convertían en carne electoral para el partido en cuestión. El engaño de identificar a un partido (o sus formas predemocráticas) con los éxitos logrados por la clase trabajadora, mostrándolos como concesiones de los gobernantes, ha sido el pan de cada día durante décadas en este país. Me gustaría decir que es un vicio feo y exclusivo de un único partido, pero sería faltar a la verdad. La diferencia estriba en primer lugar en el número de engañados, que no de simpatizantes. No se puede simpatizar o empatizar con quien nos engaña. Es un sentimiento falso que no se corresponde con nuestra auténtica naturaleza.

En segundo lugar, este engaño, el de hacer ver que conquistas como la asistencia sanitaria universal y gratuíta o el pago de pensiones, se corresponde a los éxitos de una determinada clase social, no siendo exclusivo, sí es característico en su forma de "concesión", y lo que conlleva de adocenamiento, de sumisión y de opresión. Otros engañan, pero pueden ser descubiertos y colocados en su auténtico lugar. Otros nunca serán desvelados como lo que son: mentirosos que emiten anuncios con afirmaciones falsas y tópicas que sólo perpetúan lo peor de esta tierra: la ignorancia, el caciquismo y el panico. Y encima se enorgullecen de ello y lo presentan como una "regeneración" del partido.

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