miércoles, 18 de febrero de 2009

la cosa inmobiliaria

No soy capaz de discernir si tiene algo que ver con las elecciones autonómicas, pero ultimamente, los promotores inmobliarios están en pie de guerra, y con ellos sus corifeos. Por una parte, se lanzan a decir lindezas del tipo
(...) la solución solo puede venir a través de un cambio en la política de vivienda, donde en lugar de continuar con el invento franquista ya amortizado, de la vivienda de protección, esta fuera utilizada por la administración únicamente en casos extremos, como vivienda social, (...), pasando a enfocar las ayudas prioritariamente para la adquisición de una vivienda libre, de forma directa al ciudadano mayoritario que lo necesitase en función de la actualización y revisión permanente de sus rentas. De esta forma, el mercado se reanudaría rápidamente y de forma satisfactoria, tanto para el propio ciudadano, como para el empresario, como para las entidades de crédito y en definitiva para la sociedad.
Es decir, que para estos genios la solución a la crisis está en más de lo mismo y dejarse de vivienda de precio protegido, auténtica culpable de que los especuladores hayan provocado la quiebra económica. El mercado nos dará paz a las entidades de crédito y a los empresarios. Porque, hombre, lo de los ciudadanos debe de ser cachondeillo fino de esta gente, que en el fondo son unos graciosos de tomo y lomo. Tanto que en la misma revista de donde está sacado este texto acusan al bialcalde Caballero de no haber construído las mismas viviendas que no desean. Ideas claras y principios inamovibles. Y si no sirven, pues los cambian por otros inamovibles y punto.

El caso es que acorde con esta postura, interesada pero a fin de cuentas legítima, se sitúa el Figueroa, que matemáticas no sabrá, pero que el tener muchos pisos significa tener pasta lo tiene clarísimo. Y lo dice desde la sede de la Diputación, para que quede claro que puestos a decir mamarrachadas tanto da un mercado que la casa de Corina.

El mercado inmobiliario en Galicia ha caído un 8% según datos oficiales, aunque desde el Atlántico Diario nos aclaran que la cosa está hasta en un 50% para la vivienda usada, y desde el portal que ellos mismos citan, idealista.com, se nos informa de que la cosa no puede pasar de un 25-30% para la de primera mano. Se alude en ambos casos a la necesidad de los vendedores de amortizar sus préstamos adquiridos para la compra del inmueble.

Lo que no acabamos de entender en todo esto qué pinta el bialcalde aquí. ¿Es el culpable de la crisis? ¿La vivienda de protección oficial que no se construye impide que funcione el mercado de compra-venta de pisos? ¿O será que los promotores obtenían los créditos con los que seguir construyendo poniendo de aval los pisos que iban a vender en un mercado inflado? ¿Y si no venden los pisos, qué aval ponen? ¿Hicieron las cuentas del Gran Capitán y ahora se encuentran que su estrategia empresarial no incluía un plan B, una salida de emergencia? Quizá sea hora de que se den cuenta de que si quieren sobrevivir a la crisis tendrán que poner su dinero, no el de los bancos ni el del Estado. Eso acaba de hacer Citroen, esa empresa francesa.

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