viernes, 20 de febrero de 2009

gerontofilia

Lo malo de los viejos es que no se enteran de nada. Se quedan con el Inistón y venga toda la familia a toser y a preguntarle y ellos nada, que no se enteran. O los sacas a pasear a Portugal con paradiña a escuchar a Quintana y venga a decir que a ellos nadie les dijo nada, que sólo iban a comprar unas toallas.

En el Fallo de Vigo contaron a 41 viejos (Marina y 40 más) que ni quisieron entrar a escucharle, los muy desagradables. Pues que les jodan la próstata. Por lo menos hubo otra docena que prefiero darse un garbeo antes que quedarse en la puerta a protestar, dicen en La Voz de Galicia. Claro que aquí en lugar de seiscientos había setecientos ancianos. Claro que el peor es el progre de El País Galicia, que ya dice que los engañados fueron todos los que iban en los doce autobuses "trampa". Y aún encima saca la frasecita del organizador: "siempre hay alguno que desentona". Con lo bien que quedarían los ancianitos bien sentaditos y aseaditos por sus nueras mirando para el Quintana, con lo alto y buen muchacho que es, que parece el hijo jipi de Fraga. Y lo peor los de las barricadas. Les das un local para que jueguen a las cartas y en lugar de agradecerlo callando y obeciendo cuando hace falta, venga a decir que ellos llevan muchos años luchando para que ahora les saquen de paseo sin avisar. Inmaduros políticos que no entienden los muy antipáticos. Con agua fría se van a lavar.

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