Quien estos días haya paseado por la costa de Oia o Baiona, habrá podido comprobar que el mar trae mierda grisácea, pringosa, de los fondos. La espuma blanca se vuelve marrón antes de chocar contra las rocas. La explicación, en las estrategias empresariales de ahorro de costes, vienen hoy en la prensa. La excusa, la falta de espacio. Y la tradición, que Galicia es el vertedero marítimo de Europa.
En este país ya empezamos a estar acostumbrados a que todos tengamos que pagar las chapuzas de los que estaban antes.
martes, 19 de agosto de 2008
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