martes, 29 de julio de 2008

tontuna en la prensa

Para que no se nos enfanden los explotados trabajadores del Atlántico, traeremos aquí una reflexión a cuenta de un titular de otro periódico. Se supone que la kale borroka tiene un indudable componente político y violento, por lo que es considerado como "terrorismo de baja intensidad" (creo que la chorrada fue acuñada durante los gobiernos de Aznar). Además, "entre las acciones más comunes encontramos el lanzamiento de objetos (adoquines, piedras o cócteles molotov) contra vehículos públicos y privados para utilizarlos a modo de barricada, ataques a sedes políticas y edificios institucionales (Juzgados, oficinas de Correos, estaciones de tren ...), ataques a cargos electos contrarios a su ideología (principalmente de PP, PSOE y PNV), destrozo de mobiliario urbano (cabinas de teléfono, papeleras ...), pintadas y deslucimiento de inmuebles, etc."

Por otro lado, tenemos a un grupo de borrachuzos de botellón, jovenzuelos pasados de copas y de lo que cuadre haciendo el cafre. Si no te potan en los zapatos se lo toman como una afrenta a su churri. Para estos suele bastar la presencia policial. Claro que tener policías en servicio el fin de semana es un coñazo, y por la noche más. Hay quien opina ingenuamente que sería bueno cobrarle impuestos a los locales de copas (por lo menos algún impuesto) para costear, al menos parcialmente, la contratación de algún agente o la gasolina del coche patrulla o dinero para cascos. Vamos, que se cobren impuestos puede dar para muchísimo, incluso en concellos como Baiona.

Claro que todo esto no importa si de lo que se trata es de lograr que estos cafres se maten lo antes posible después de la pelea de turno, los vasos contra la pared de la abuela y el pis entre contenedores antes de subirse al Ford Fiesta. O de meterle el dedo en el ojo a la Xunta al precio que sea.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El botellón es un síntoma de está sociedad que hemos creado entre todos. El ocio como valor supremo, la necesidad de "entretenimiento" social a tiempo completo. Nos asusta detenernos y mirarnos, así que un poco de anonadamiento no está mal.
Esto de los datos y las estadisticas siempre tiene una lectura "relativa" ,quiero decir ,escorada hacia los intereses de quien la realiza, pero el número de comas etílicos que se producen los jueves y fines de semana tendría, cuando menos, que preocuparnos.

pablo gonzalez dijo...

Mientras las ganancias de los bares de los fines de semana, los alquileres de esas naves, etc. sigan siendo millonarios, poco habrá que hacer.

Siempre han existido romerías y aquelarres los fines de semana. Lo que no existía era el culto a la juventud como estrategia de mercado.

Quizás, si se regularan correctamente las licencias y se cobraran impuestos equivalentes a la actividad se atenuaría estas tonterías. Presencia policial, si es que realmente es necesaria, costeada por esa misma gente que cobra por las copas, impuestos que no se pueden cobrar porque el negocio no ha sido dado de alto en el concello, tardanza en dar las licencias para poner música en los bares, control de ruídos, cumplimiento de las normativas, etc.

Basicamente, lo de siempre, cuando la administración no cumple sus propias normas, dice que es un "problema muy complejo". Algo así como la doble fila, pero con adolescentes muertos en las cunetas.

Anónimo dijo...

A mi me parece un problema más amplio. La parte que más me preocupa es que, socialmente, se vea lógica una actividad que, en mayor o menos medida, tiene el alcohol como protagonista.
El fin de semana pasado en Coruña se concentraron 2000 botelloneros en los jardines que tienen en Los Cantones , el water fue el bajo de una cafetería hasta que lo llenaron, parece que llego un momento que incluso a los muy pedo les daba asco.

pablo gonzalez dijo...

el uso del alcohol o de estupefacientes es un problema cuando historicamente se populariza (se le pasa a llamar "abuso") y responde más a una estrategia económica que social, creo.

¿Por qué vas a vender sólo 100 unidades si puedes vender 1.000? Eso va en contra del mercado, de la libre empresa y del "desarrollo de la sociedad".

¿No se quejaron las bodegas con la prohibición de vender alcohol en las autopistas? El alcohol es un sector económico claramente sobredimensionado, igual que muchos otros, relacionados con el ocio (los videojuegos, por ejemplo, que gastan cien veces más electricidad apagados que un televisor, por ejemplo. Ya no digamos en uso).

Supongo que desviar esa actividad económica hacia otras menos dañinas es un esfuerzo que pocos están dispuestos a asumir (fomentar actividades de ocio más relacionadas con el ámbito editorial o medio ambiental, etc.) Desde luego es un buen ejemplo de porqué la evolución del ser humano en sociedad es siempre la intervención del Estado sobre los comportamienrtos individuales y nunca a la inversa.