Costó porque el calor no se acababa de animar. Ya se sabe que cuando sale el sol, Vigo se tiende en Samil a descansar y se convierte en una misión imposible el pretender llamar su atención.
Vale que el Consello de Contas lo intente repitiendo lo mismo que se comenta en los bares, que la realidad se empeñe en hacer sensibles las ideas, o que el Fallo saque la última filtración de periodismo de investigación. Vigo sigue siendo eternamente joven y desmemoriada.
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