viernes, 5 de septiembre de 2008

vuelta

El próximo lunes prometo ponerme al día. De momento no tengo ni idea de lo que ha pasado en el mundo. Mi niño ya está en casa. Estos días me han valido para ponerme al día en cuanto a lecturas pendientes y para reflexionar respecto al hecho de que, a pesar de que les llamo "mis niños", en realidad no son más que "mis hijos". Los niños son un bien demasiado precioso como para dejarlos en manos de tipos como yo.

Cada vez que dicen tacos o tienen accesos de furia o impaciencia, me veo reflejado: lo hacen porque yo lo hago. Cuando les veo enfrentarse a la vida con un humor desbordante y contagioso me pregunto en qué capítulo de los Lunnis habrán descubierto esa actitud.

No soy todavía legalmente el padre del niño. Puesto que Vicepresidencia prefiere encargar a sus abogados el pleitear contra sus usuarios en asuntos demenciales, en lugar de enviar a tiempo la documentación necesaria al juzgado, la inscripción del pequeño en el libro de familia todavía tardará un tiempo. Así que aviso a su tutor legal, Vicepresidencia de la Xunta de Galicia, el ingreso del pequeño en el hospital. No sólo no tienen ni idea de la situación administativa de su expediente si no que tres días después me llaman y me dicen que "emocionalmente yo soy el padre", como si eso me avalara para tomar decisiones definitivas respecto a su vida. No puedo salir del país con él sin su permiso ni mudarme de casa sin avisarles, pero, si se trata de molestar a Francisco Verea, el delegado provincial, fuera de su horario laboral para tomar una decisión que pueda salvarle la vida, es preferible que mi mundo emocional tome el control.

Me siento como un palurdo al que le dicen que vaya construyendo su casa al lado del mar, "que ya arreglarán los papeles después". Todavía guardo el sello de plomo que cerraba la urna de las últimas elecciones autonómicas, como amuleto. En la mesa donde pasé sentado todo el día, controlando votos y votantes, el Pp perdió su mayoría absoluta habitual, lo justo para asegurarse que Fraga no volvería a gobernar este país. Antes me enorgullecía de aquellas horas y del sello con sus trozos de cuerda atrapados. Podría contarle a mi hija casi nacida que Fraga era un monstruo que comía niños, que asustaba a los tontos y perseguía a los buenos.

Ahora mismo ese sello es cada vez más plomo y menos historia.

7 comentarios:

Eifonso Lagares dijo...

Hola, espero que todo tenga una buena solución, pero sobre todo una rápida resolución y remate lo que frena a este país la burocracia.

Un saludo

Ana Pastor dijo...

Las actitudes positivas no sólo las verían en los lunis tienen una madre bastante maja y está mal que lo diga yo.

dulaman dijo...

El plomo deberían usarlo para lastrar el saco que contuviera a todos esos tiparracos y echarlo al fondo del mar. Aunque no sé si sería suficiente: la mierda flota.

Unknown dijo...

pabliño, me alegro de que tu hijo ya esté en casa. el resto me parece demencial, pero no me sorprende en este país de pandereta, la verdad. mucha fuerza

Anónimo dijo...

Muchas felicidades a y a mirar hacia delante.Lo importante es que el niño esté tan recuperado y que tenga una familia que lo quiera tanto.

Anónimo dijo...

dulaman forever

pablo gonzalez dijo...

Muchas gracias a todos por vuestra paciencia. El pequeño ya está en casa, practicamente recuperado. Y respecto a las chicas de la cruz roja de adopción, poco se puede decir. Uno esperaba que en lo que no supieran los de la minoría del bigobierno no estroperaran aún más la situación, y no que se aprovecharan de ella, aumentando los despropósitos, la incompetencia y el enchufismo.