Pasada la lluvia viene el frío y así hasta marzo, por lo menos. Vigo sigue su movimiento ondulante, entre
empresarios que exigen que la Administración le saque las castañas del fuego y
decisiones apresuradas que ya están equivocadas antes de ejecutarse. Uno ya no sabe si
es bueno ahorrar o despilfarrar el dinero público.
Podrían ser los bialcaldes o cualquier otra fuerza viva de la ciudad.
Sea como sea, los echamos de menos.
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