miércoles, 23 de julio de 2008

un poquito de por favor

A ver si somos serios en este poblado, que la cosa no es tan graciosa como parece. Hace unos días mucha coñita con lo del "simpa" de Matamoros y resulta que ahora el apoderado del Hotel Samil le lleva la contraria al director de este mismo hotel. Que la deuda no es del Matamoros, si no de la Federación Galega de Boxeo. Que le han comunicado la pasta a pagar, aunque, claro, desde la Federación dicen que ellos no saben nada. Que incluso han escrito una carta diciendo que tiene que pagar el Matamoros. Esta gente es fabulosa, menos mal que no pusieron al Olveira como deudor, aprovechando su cargo de concejal de la cosa. Advertidos deben de estar de no meterse con Galicia.

Pero lo realmente preocupante es saber que existe una subvención de 35.000 euros que ya ha sido cobrada, dicen, por parte de Matamoros. Por otra parte también afirman que esa subvención va a nombre de la Federación, por lo que la factura para justificarla también debe ir a su nombre. Hasta ahí todo correcto. Pero la conclusión sería que le han dado 35.000 euros a un fulano como Matamoros para que pague él los gastos. Me imagino al Matamoros recibiendo el cheque y diciendole al pardillo de turno que sí, que no se preocupe, que de la factura que no está a su nombre, se va a hacer cargo él en cuanto pase por el banco, lo primero que va a hacer sin falta.

Si los del hotel se merecen esos pufos por pasarse todo el día viendo la tele y fiándose de lo que sale por ella, los de la Federación se merecen pagar la cuenta por jugar con dinero que no es suyo. Por supuesto, el Fallo saca la cruda realidad, para que no nos creyamos que esto es una coña de mucho chiste y acaba la redacción de la noticia con un:
"Lo cierto es que esta deuda, con un valor que alcanza casi los 23.000 euros y con un responsable "variable", puede que se lleve por delante algún puesto de trabajo"
Que vale tanto para hablar de la reconversión naval, de la huelga del metal o de la crisis económica. Cuando los ricos pierden pasta siempre hay plañideras para lamentarlo.

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