miércoles, 16 de julio de 2008

quintana exige

Hemos pasado del "Feijoó exige" al "Quintana exige". Reconozco que no soy mucho de leer noticias en la sección de Nacional, pero supongo que nuestra prensa local continúa con el "Rajoy exige". Con estos titulares se da a entender la poderosa energía, cuando no el poderoso peso moral del exigente. "Fulano exige que los pobres no mueran de hambre", por ejemplo, o "Mengano exige que el Estado haga cumplir la ley". Poderío del exigente, que no se amedrenta.

Hoy tenemos una de esas exigencias, aprovechando la pasada de la troupe de los Quintana boys por el Club Financiero de Vigo. Son algo así como los chicos Almodovar, pero en nacionalista moderado gallego. Quintana, Olveira, Castrillo y Táboas hablaron de todo menos de sus competencias. Algo así como si viniera la Ministra de Fomento a asegurarle en persona a la Federación de Vecinos que el AVE va a llegar.

Esto viene por aquello de que habría que recordarle al sentidiño de Quintana que el último intento de reforma del estauto de Galicia no prosperó unicamente por el empeño personal de Feijoó, ese señor con el que concuerda tan a menudo, o que la subcomisión aprobada por la ultraderecha española junto a los votos del Bng en el Congreso de los Diputados no ha sido rechazada por nadie. Distinto es que se pretenda formar dentro del ámbito de la Comisión Galicia-Estado de transferencia de competencias. Hasta que la Caride no reclame esta competencia, por lo menos, pero que si no lo hace, no será culpa de Madrí. Dentro de la genialidad del Conselleiro de Benestar está igualmente el considerar erróneos los datos de la Balanza Fiscal del Ministerio de Hacienda, mientras considera que el futuro es más Bng, o que "está cambiando la historia". Puesto que ya hace tiempo que no se considera ni de derechas ni de izquierdas (no sabemos si en un alarde de galleguismo que no sabe si sube o si baja o de un joseantoñismo irredento), este tipo de frases no dejan de causar cierta inquietud.

La lejanía de la realidad del cachondo de Quintana le lleva a asegurar que en Galicia no existen niños que no sepan castellano. Si usted piensa que a lo que se refiere es que todos los niños que conoce se dirigen a él en perfecto castellano o que todos los niños de sus amigos lo hablan perfectamente, se equivoca. Su análisis se queda en que sus gemelos hablan perfectamente el castellano, suponemos que incluso se saben el himno gallego en la lengua de Cervantes. Quizá si se molestase en conocer el paupérrimo nivel de alfabetización de los niños gallegos descubriría que los niños en Galicia no hablan ni el gallego ni el castellano. Ya de que sus padres conozcan otro idioma que no sea el gallego no contamos nada.

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