jueves, 13 de marzo de 2008

resultados de las elecciones


Como doy más que para el toro pasado, y éste ya hace casi una semana que no se le ve el rabo, me atrevo a hacer un par de reflexiones.

La primera, y más evidente, es la falta de tirón electoral de la Perly, una vez comprobado que flores de colores las pone cualquiera, aunque no las elija en persona en una divinidad de despacho.

La seguda es que en el Psoe local han apretado filas una vez desaparecido el infausto Príncipe de las listas. Lo siento, pero no puedo creer que en Vigo haya mucha gente que conozca, no ya los méritos, si no la existencia de Iván Vaqueiro. Demuestran con ello que el peso de la izquierda en Vigo es indiscutible, lo que refuerza necesariamente el peso de sus actuales líderes.

La segunda conclusión tiene que ver con los extraños titulares que han acompañado a estos resultados. El Fallo de Vigo titulaba "La victoria del PSOE se fraguó en Coia, Teis, O Calvario y en las parroquias". O sea, que "el Psoe ganó en todo Vigo menos en tres parroquias del centro". Por su parte, la Voz de Galicia prefería el extraño "ZP conduce al PSOE vigués al triunfo que se le resiste en las municipales". Lo que se hace por negarle el mérito al actual equipo director del PSOE. Es evidente que en las últimas locales no se les conocía y no habían podido comenzar su trabajo. Aún no ha pasado un año y han logrado resucitar un voto que se creía perdido entre el Bloque y los Antitaurinos descreídos. Por no mencionar que el "triunfo" ya lo obtuvieron en las elecciones locales. Guste o no, el "triunfo" se mide por los resultados y el resultado es que el alcalde de Vigo es del Psoe. Uno con cara de tonto, pero del Psoe.

Por su parte el Bloque continúa como hace años: perdiendo votos, con un techo insuperable y congraciándose con ello elección tras elección, incapaz de asumir ni retos mayores ni posibles errores ni medios de mejorar que no sea con más de lo mismo. Si se tocan más, se corren.

Por último, resaltar la vuelta al caciquismo del Pp en Pontevedra. Sus victorias en el Val Miñor, feudo favorito por lo jugoso de su mercado inmobiliario, de las hordas de Louzán y Figueroa, el que un sujeto tan atribiliario como Cores haya resultado el político más votado sólo puede leerse tanto por su presencia como por sus resultados, como un regreso a las cavernas de los "señores de la guerra". Sólo que ahora que Cacharro está finiquitado y Baltar en camino, no parece tener más sentido que el espantar a Rajoy de estos lares.

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