miércoles, 27 de febrero de 2008

esperar para nada


Uno de los males especialmente acentuados del caracter de Vigo es la absurda impaciencia por realizar las obras que se consideran imprescindibles. Cuando se empieza a hablar de AVE, inmediatamente no se entiende que todavía no esté cruzando Vázquez Varela a 300 km/h, rumbo a Sárdoma, con parada en el apeadero de Redondela. Si se habla de Área Metropolitana, nunca se pregunta uno qué fue del fracaso de las que existieron antes, en el País Vasco o Barcelona, por ejemplo. La primera idea del iluminado de turno con plaza en el Fallo de Vigo se convierte en un objetivo indiscutible a alcanzar por encima de cualquier consideración que pueda retrasar más de cinco minutos su puesta en escena. Formalismos administrativos, algún político de Madrid que no entiende nuestras necesidades o directamente algún coruñés oculto tras las falsas apriencias de una legalidad tan subjetiva que permite edificar 500 pisos en zona verde y luego no tirarlas si se plantan árboles delante.

Hoy el Fallo de Vigo nos trae una de estos ejemplos. Lo importante es realizar la obra, no el plantear sus menudencias, como ésas que protegen nuestro patrimonio ambiental, paisajístico y cultural.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que es desalentador es que esto se haga con total impunidad.

Ana Pastor dijo...

La mentalidad en Vigo es "si lo tiene Coruña aquí más y más grande".